Cuando leo noticias de estos pajarracos suelo pensar que se drogan. Lo pienso porque alguien en su sano juicio y con la cabeza en condiciones sería incapaz de soltar estas barbaridades tan alegremente. Pero por otro lado también pienso que lo hacen porque están protegidos por un hábito púrpura que lo hacen (o ellos por lo menos lo creen) inmunes ante la justicia terrenal. Y es verdad, porque todavía ningún pajarraco de esta calaña está enchironado por decir estas cosas.
La noticia que me dejó patidefuá pese al escaso margen de sorpresa que a uno le deja ser súbdito español es la siguiente: “LAS MUJERES MUEREN POR NO ACEPTAR LAS IMPOSICIONES DE SUS PAREJAS”, es decir, que este pajarraco de mal agüero defiende la violencia machista, con todo lo que eso conlleva. Pero todavía estoy esperando que alguien, algún juez, algún policía, algún político, alguna mujer de esas que defienden tanto el ser feministas denuncie a este hijo de perr_ por estas cosas.
El pajarraco en cuestión, es el prelado que vincula los asesinatos de mujeres por parte de sus parejas o ex parejas con la falta de verdadero matrimonio.
El arzobispo de Toledo, este pedazo de sinvergüenza conocido por el nombre de Braulio Rodríguez, porque de alguna manera hay que llamarlo, ha aprovechado una misa para afirmar que la mayor parte de los casos de mujeres asesinadas ocurre porque sus parejas o ex parejas no las aceptan o las rechazan por no aceptar tal vez sus imposiciones. Toma del frasco, Carrasco.
El religioso ha abundado en el tema y ha asegurado que frecuentemente la reacción machista tiene su origen en que ella ha pedido la separación. El prelado ha comentado que el problema serio radica en que en esas parejas no ha habido verdadero matrimonio. Dejémonos ya de las zarandajas que la ideología de género enturbia, ha soltado por esa linda boquita este enfermo mental metido a cura.
Yo si es verdad que lo cogía y lo molía a palos en el cadalso delante de todo dios (y de su dios también) y que además participarán los familiares de esas mujeres asesinadas (ya que ellas ya no pueden hacerlo por desgracia) y maltratadas para ver como se le queda el cuerpo a este sinvergüenza vestido de color rojo y apoyado por una institución más golfa aún que permite que estas cosas pasen por no cortar de raíz el problema desde lo primero. Yo no sé qué hace la Confederación Episcopal Española (aparte de recibir millones de euros de mis impuestos para gastarlos en no se sabe qué) que no ha quitado de en medio a tan semejante flipao demente.
El domingo la segunda parte de esta terrible historia. Laus deo. Qué asco me dan. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo.
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