La semana pasada, vi por casualidad en una red social muy famosa, una foto de la Canciller Ángela Merkel. Ésta mujer, para quién no lo sepa todavía a estas alturas de la película europea, es actualmente la líder más importante a nivel mundial. Una científica de la Química Cuántica, convertida (a saber sus razones o motivos, ella sabrá) en política. Esta mujer habla inglés y ruso a la perfección.
Alemania encabeza la economía más fuerte de la UE y la más importante del mundo, la cual exporta la friolera de 1550M de $ anuales.
Pero sin embargo la noticia no es esa, porque eso se sabe sólo leyendo cualquier periódico de economía de cualquier país medio serio, o no tanto, porque también la puedes leer en España. La noticia es, que Ángela Merkel no recibe NINGÚN servicio estatal gratuito, ni vivienda, ni electricidad, ni gas, ni agua, ni teléfono gratuito del presupuesto alemán, aunque seguramente le pertenezca, pero seguro que lo habrá rechazado, por el simple hecho de mirar por sus ciudadanos, y vive su vida humildemente como cualquier otro ciudadano alemán, aunque seguramente le pertenezca todo eso y mucho más, pero ella seguramente a elegido vivir así.
Ángela Merkel hace sus propias compras (en la foto que vi en la red social, estaba comprando en un supermercado de Berlín, lo mismo que alguna vez hizo Pablo Iglesias, fíjese usted señora), lleva sus propias bolsas de la compra y cómo no, paga sus propias compras de su bolsillo.
Hace poco también, un periodista le preguntó lo siguiente: ¿recuerda que le tomé una foto con este mismo vestido (el que lleva en la foto haciendo la compra) hace diez años?, con lo que ella respondió: Mi misión es servir a mis semejantes alemanes, no ser modelo.
Y ahora usted eche cuentas y decida qué clase de dirigente quiere usted en la vida que le ha tocado vivir en esta España llena de golfos, aprovechados, vividores, y gentuza de una calaña tal, que sólo provoca vómitos ante los españoles y estupefacción y risas en el extranjero, y además, gastándose un dinero que ni siquiera es suyo y dónde todo disparate tiene su asiento y a menudo legal, trae poca cuenta complicarse la vida ni pensar ni siquiera en la mala suerte que tenemos al tener a tanta gentuza barriobajera sentada en ese circo de la Carrera de San Jerónimo, conocido vulgarmente como congreso de los diputados, buscando sólo problemas a los ciudadanos en vez de solucionárselos.
Pero para solucionar primero tienes que entender lo que pasa, y hablar sí que hablan, pero sin saber lo que dicen. Sólo saben fomentar el caos, tener a los españoles como inútiles y gastar dinero a raudales aunque no haya para hacerlo. Pero en fin, es lo que tenemos, o mejor dicho la mala suerte de tener. La verdad que muchas veces me pregunto qué hago aquí en vez de estar viviendo en otro sitio, y cada día me lo pregunto más. Que suerte tienen los alemanes, y que desgracia tenemos nosotros. España, año 2020. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
Compártelo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentalo, y dime que te parece