Que el ministro del Interior, el conocido Jorge Fernández Díaz, porque de alguna manera hay que llamarlo, no sea capaz de garantizar la seguridad de su propio despacho, es cosa de la Rúe 13 del Percebe, es decir, cosa de la TIA, es decir, cosa de Mortadelo y Filemón. Por lo menos éstos nos divertían con sus aventuras.
Pero la cruda realidad de este tema y ya fuera de coñas, es la inseguridad que produce saber y ver como se cuelan en el despacho del ministro, colocan seguramente micrófonos y luego sacan esas grabaciones en el momento adecuado y justo, como ha sido el caso. Y mientras oímos al ministro en plena ceremonia de la conspiración, husmeando, rebuscando, buscando en el estercolero, con la esperanza de encontrar basura contra sus adversarios políticos, (como si éstos tuvieran la llave del ministerio del Interior para entrar) es una escena repugnante que además nos estremece. Este ministro del Interior, es de lo más inepto e inútil que hemos tenido en toda la democracia española. Y encima, no sé quién ha enviado al diario Público, el que ha revelado esas conversaciones, a la policía para ver si le dan las transcripciones de dichas escuchas para poder evitar un incendio mayor del que está provocando. De nuevo la ley Mordaza de este asqueroso gobierno que sólo ha sabido robar, enriquecerse a costa de los españoles y encima negarlo todo.
Estas cosas son las que se cuecen en las alcantarillas del ministerio del Interior, rifirrafes internos que provocan estos auténticos escándalos que no inmutan a nadie del gobierno como se está viendo. Fernández Díaz sigue en su puesto como si nada hubiera pasado, y el director de la Oficina Antifraude también y encima va a dar explicaciones al parlamento catalán y su verborrea alcanza el lenguaje chulesco y barriobajero de un tipo que se siente con poder y encima apoyado por las instituciones que lo arropan.
Por el momento, Rajoy y su impotable ministro ganan tiempo desviando la atención sobre la filtración de la conversación, que tampoco es moco de pavo, pero que desde luego no añade nada ni ayuda mucho. El problema no es la conversación en sí, el problema es que el ministro del Interior no ha sido capaz de garantizar ni su propia seguridad, con lo que la gran pregunta es, ¿es capaz de garantizar la seguridad de millones de españoles?.
La revelación del diario Público es concluyente, y hubiera producido efectos fulminantes si este país reaccionara ante estos escándalos como lo hacen los países de nuestro entorno. Pero como sabemos, Rajoy y su gobierno actúa al dictado del sentido común, que no es sino una invocación prestigiosa para hacer lo que le da la gana gracias a la mayoría absoluta que tiene. Pero espero que esto acabe pronto y que estos escándalos sean fulminados iso facto en cuanto se produzcan. Luego los jueces dictarán sentencia, pero por lo menos se limpia la imagen de un ministerio que es el que vela por la seguridad de todos, y gracias a este ministro inepto e inútil, está llegando a unos términos que dejan mucho que desear. Vaya tela marinera. Porca miseria. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
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