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miércoles, 17 de octubre de 2012

Más garrapatas

La semana pasada sin ir más lejos, descubría una nueva especie política que últimamente está aflorando como moscas. Me refiero a las garrapatas políticas, esa especie que se engancha a los sillones del poder y luego cuando hacen algo mal, como por ejemplo robar, mangonear, traficar con influencias, malversar fondos públicos, etc, no se les puede echar ni con aceite hirviendo, oiga. La garrapata que descubrí hace dos semanas era el alcalde de Ourense el señor Francisco Rodríguez, acusado de cohecho, prevaricación y tráfico de influencias en la operación Pokemón. Encima tuvo la poca vergüenza de soltar esta lindeza que es para grabarla en mármol: “no dimitiré de mi puesto como alcalde, ya que la situación en la que me encuentro es desproporcionada e injusta”. Luego como se sabe, se bajo del burro ya que los demás compañeros de partido le echaron a patadas del sillón. Lo echaron creo yo, porque se acercan las elecciones en Galicia y el PSOE-PSG no se puede permitir el lujo de tener a un imputado en una alcaldía, no vaya a ser que les cueste otro batacazo electoral. Pues bien, el fin de semana pasado leí en un periódico de tirada nacional mientras me aclaraba el gaznate, esta noticia: “la alcaldesa de Alicante y otro colega más del PP, rehúsan a dimitir de sus cargos pese a estar imputados por corrupción”. Esto demuestra varias cosas: la primera es que da igual el color político al que se pertenezca, el único color que le interesa a esta clase política es la del dinero y si sólo tienen que estirar la mano para cogerlo, pues mejor. Lo segundo que se demuestra, es que quieren el poder para forrarse, porque saben que aunque un juzgado logre condenarlos, el dinero que han robado NUNCA lo devolverán al lugar de donde lo cogieron, con lo que cuando salgan del trullo, tienen la vida resuelta. Lo tercero que se demuestra, es que a la mayoría de los políticos lo que les pase a los ciudadanos les importa tres pares de cojones, porque si de verdad les importáramos algo, jamás robarían un dinero que no es suyo pero que si que recaudan del sudor y del sufrimiento de los ciudadanos, trabajen o no trabajen, ojo al matiz. Por eso pienso que la única solución para que esta gentuza se frene un poco ante el color del dinero es la siguiente: cogerlos tras una buena investigación policial, después juzgarlos y a condenarlos a la cárcel, pero con la condición de que hasta que no devuelvan todo el dinero robado, no pisen la calle con la libertad bajo el brazo. Pero no olviden ustedes un pequeño matiz: ESTAMOS EN ESPAÑA y esta solución que les acabo de contar, se le aplicara al pobre desgraciado de turno, es decir, al que roba por necesidad y para llevar un trozo de pan a su casa. Mientras estos políticos seguirán robando, malversando, chorizando, etc, ya que saben que la asquerosa justicia que tenemos está casi a su favor, y cuando salgan del trullo sólo les queda coger la pasta robada y pirarse lejos de esta España cutre y salchichera que ellos han dejado hecha una mierda. Es lo que hay, Maikel Naig. Lo demás, son quimeras. Porca miseria. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo. 

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