Viendo la intervención de nuestro insufrible presidente del gobierno los otros días, sólo me cabe preguntar en manos de quién estamos. Como saben ustedes, ZPedro es un cínico sin escrúpulos, sin honor, capaz de robarle las herraduras a un caballo al galope. Y de esa forma, asisto fascinado a su (nuestra) carrera hacia el abismo. Pero en esa intervención de la que les hablo, sentí vergüenza ajena.
Entró en el lugar mirando a todos por encima del hombro, con ese comportamiento de macarra que tiene, y al que no ayudan mucho sus trajes, que se los debe hacer su peor enemigo, y que le dan un aspecto siniestro y patibulario.
Iba a explicar no sé qué cosa ante un público que seguramente no tuvo más remedio que asistir, y obviamente no había nada que explicar, pues nada dijo sobre lo que está haciendo con España, tan ocupado como está por seguir en la Moncloa, viajando en Falcon, y de vacaciones en la Mareta.
La emprendió a insultos contra todo cristo, es decir, contra todo el que no pensara como él y contra el que no le aplaudiera a él por lo que está haciendo, que no es otra cosa que bajarse los pantalones ante el de Waterloo, o dicho de otro modo, que el mayordomo Pedro Sánchez le sirve café a Lord Puigdemont.
Una vez que terminó su intervención, más bien deposición, ZPedro se marchó sin tener la educación y cortesía de escuchar a nadie ni de atender a nadie, cosa ya bastante habitual en este personaje.
No sé si Sánchez conoce nuestra Patria, o no, pero lo que sí tengo claro es que lleva cinco años engañándonos a casi todos. Siento vergüenza ajena de ver cómo nos ha dejado a los españoles, a los pies de los caballos.
Pero su intervención ha sido útil, muy útil, pues se ha quitado la careta, y creo que desde esa intervención, sólo podrá engañar a los que se quieran dejar engañar, que por lo que se ve son muchos, desde sus ministros/as, los que están en su partido, sus medios de comunicación afines (esto es lo más grave) y todos o casi todos sus seguidores.
Por supuesto los socialistos, y todos los estómagos agradecidos que tiene como seguidores, también fuera de España y más concretamente en el parlamento europeo, aplaudieron y dentro de seis meses escasos, veremos cuántos de ellos consiguen seguir disfrutando de grandes sueldazos, exenciones fiscales y privilegios varios.
Ayer fui un día triste para los españoles , que creo pensar somos mayoría, pues Sánchez dio una imagen lamentable de sí mismo y del gobierno que teóricamente preside, pero solo teóricamente, pues aquí los que mandan de verdad son los terroristas y separatistas. Y por supuesto, siguiendo con su cinismo ad nauseam, no le dirigió ni una palabra al tal Puigdemont, su compañero de cama. (Hay compañeros de cama que no son presentables en sociedad).
Salió de ese acto y se encontró con los abucheos de la gente que lo estaba esperando (espero no detengan a nadie por eso), que no habían visto a semejante gañán en vivo y en directo, con unos modales más propios de Maduro. España, año 2024. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
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