No ha empezado la campaña electoral, y ya tenemos el circo montado. Pero ojo, eso no quiere decir que durante los 4 años que dura la legislatura no esté. Lo que pasa, es que en estos quince días de campaña (cabe recordar que en este país conocido como España, porque de alguna manera hay que llamarlo, nuestra chusma política está siempre de campaña electoral), la cosa se acentúa, es decir, nuestra chusma política saca todo su poderío de payasos cirquenses (sin menospreciar a los auténticos payasos de verdad, los que realmente conocen su oficio), de moñas, de mentirosos, de arremangarse y esturrear mierda sobre el adversario con la única intención de hundirlo, ya no para hacerle la oposición como dios manda, sino de pisotearlo y de quitarlo de en medio para tener el camino libre para conseguir un sillón o de mantenerlo para seguir trincando a costa de los españoles honrados.
Si toda esa capacidad de destruir al adversario político que vemos en cuanto hay una campaña electoral, la usasen para unirse y solucionar los problemas de este lugar desgraciado al que aún llamamos España, este país sería una potencia mundial en todo lo que se propusiera. Pero los españoles en general y nuestra chusma política en particular, somos y son incapaces de admitir una virtud en el adversario y un defecto entre quienes consideramos de los nuestros: un bando, posición, opinión, creencia, sean los que sean, equivocados o no, permanecemos enrocados casi desde la cuna hasta la tumba.
Pero es que resulta que siempre o casi siempre todo ha sido así. Si repasan las hemerotecas, verán que unos pocos periodistas y escritores a los que me gusta leer, contaron en sus páginas y artículos lo que pasaba e iba a pasar. Sin embargo, muchas de aquellas sombrías predicciones se han cumplido. No porque quienes las hacían fueran genios de la anticipación, sino porque era evidente que iba a ocurrir así, y no de otra forma. Y ahora, para justificar su infame gestión, para eludir la responsabilidad, para ponerse de perfil ante la contaminación, desprestigio o demolición de las instituciones y estructuras que hacen posible un Estado, la sucia, asquerosa y mamarracha clase política, liberada al fin de la necesidad elemental de guardar una mínima compostura, nos aturde con un populismo y una demagogia que insultan la inteligencia, desentierran fantasmas olvidados y los agitan sin pudor, olvidando o ignorando, iletrados y analfabetos como son, que todo eso ya ocurrió muchas veces en nuestra historia y nos llevó a lugares oscuros. A navajeo entre vecinos y hermanos. A bien nutridas fosas comunes.
Ya lo dijo Eduard Von Bismarck: “La nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo”. Pienso que está magnífica reflexión va para llamar la atención de nuestra chusma política, para evitar que luego sus ciudadanos lleguen a los navajeos, aunque como siempre pasa en estos lugares oscuros, los que provocan esas peleas entre vecinos y hermanos, estarán a buen recaudo, en sus despachitos planificando todos los movimientos rodeados de riquezas y de todo lo que puedan sustraer a los ciudadanos honrados. Así ha sido, es y será. España, año 2023. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
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