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domingo, 8 de noviembre de 2020

Celaá la remata

A estas alturas del cotarro, todavía hay gente que cree que ETA está activa. A estas alturas del cotarro, todavía hay gente que no sabe quién es Miguel Ángel Blanco ni Ortega Lara. A estas alturas del cotarro, tengo mis sospechas de que haya gente que sepa quién es Cristóbal Colón. Y toda la ignorancia anterior, se la debemos al tipejo ese conocido como José María Aznar, que seguramente a estas alturas del cotarro habrá gente que ni sepa quién es, el cual le dio por cambiar la estupenda EGB por la infumable LOGSE. 
Fue a partir de ahí, cuando la educación empezó a caer en picado, en caída libre y sin solución alguna ya de recuperación. Si a eso añadimos los 17 disparates autonómicos, cada uno con sus lenguas, su propia historia y sus propias condiciones, las generaciones futuras sabrán escribir su nombre y poco más. 
Imagínense que dentro de unos años, los futuros epidemiólogos, virólogos, médicos, abogados, etc, etc, sean youtubers, tiktokubers, instagramubers e influencesr con más de 2.000.000 seguidores. Es un poco dramático, pero viendo el panorama actual de la educación y el modelo que propone ahora la ministra Celaá, pues ese dramatismo que les pinto, será una realidad dentro de pocos años. 
Y es que, mientras desayunaba los otros días en el bar de mi amigo Pacorro, con todas las medidas de seguridad, me encontré esta nueva ley de Educación promovida por Isabel Celaá, la cual su mayor polémica está marcada por las nuevas pautas sobre los suspensos. 
"La repetición debe ser excepcional. No quiere decir que los alumnos con suspensos deban pasar, sino que la mirada más importante debe estar en la evaluación de la evolución académica global”. Palabra de Celaá. 
Pero yo creo que lo peor de esta ley, aparte de lo anterior, es que el gobierno quiere dejar en manos de los profesores la última decisión. No habrá un número máximo de suspensos, sino que dependerá de si el alumno ha alcanzado los objetivos propuestos, y eso lo decidirá el profesor. Esto es un arma de doble filo, ya que si algún padre considera que el criterio del profesor no es el correcto y hace repetir a su querido hijo aunque éste sea un burro, pues una tunda palos, y el otro lado del arma, es que habrá profesores que se venderán por un jamón y así éste consigue dos objetivos, quitarse el marrón y comer algo sabroso. 
Pero hay ya organizaciones, que exigen que esta decisión no dependa exclusivamente de los profesores, que sería lo correcto, porque eso supondrá un distinto rasero para los alumnos. Las asociaciones de padres creen que se puede producir una vulneración del principio de igualdad de oportunidades del alumnado y también produce que el alumno no se esfuerce en nada, ya que pasará de curso de una forma u otra. En fin, otra estocada más a la educación. Y esta parece, que es la definitiva. Como padre por un lado me parece triste, pero por otro me ahorro un pastizal en libros que no van a servir para nada. España, año 2020. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo. 

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1 comentario:

  1. Estimado Pedro, una corrección, la LOGSE es del PSOE.

    Saludos.

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