Juro a ustedes por el cetro del dios Pichimichi que lo que voy a contar es cierto. Aunque comprendería que dudasen, porque en un país normal, algo así sería imposible. Pero recuerden que éste no es un país normal, sino España, un lugar donde todo disparate, por gordo que sea, tiene su asiento, y donde por poner un ejemplo clásico, una ardilla podría cruzar la Península saltando de gilipollas en gilipollas sin tocar el suelo.
Resulta que en España, o como se llame esta descojonación de Espronceda en la que habitamos, hay muchos tipos de lobbing. El de las eléctricas es uno de ellos, por poner el ejemplo más clásico de este país de pandereta en el que habitamos. Pero ahora resulta que hay otro mucho peor, el del TAXI. Sí queridos blogueros, esos profesionales del volante que se conocen la ciudad en la que trabajan al dedillo, (si eres extranjero o visitas por primera vez esa ciudad, no se la conocen tanto) y que ahora resulta que no les gusta la competencia. Lo digo porque su competencia son ahora, las VTC.
Pues bien, resulta que el gobierno ha metido la mano en este embrollo para intentar solucionar el problema, pero recuerden siempre la máxima, y es que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados, y en este caso en concreto no iba a ser muy diferente.
Resulta que el gobierno ha montado un lío jurídico, y más concretamente en el ministerio de Fomento, con este tema. Han aprobado el decretazo que no gusta ni al taxi, ni a Uber ni a Cabify. Vamos, lo nunca visto. Su medida clave ha sido, habilitar a las CCAA y a los ayuntamientos para que puedan regular (léase limitar) a las empresas que operan con las plataformas de Uber y Cabify. El texto llega tras meses de negociación y huelgas de un bando y otro, pero está por ver cuál será su aceptación. Y, de momento, los pronósticos no son buenos: ni el taxi ni las VTC están contentos con la solución de Fomento. O sea, y para que ustedes lo entiendan sino lo han hecho ya, lo que el gobierno ha hecho ha sido pasar el problema a otros, y así siempre podrá (el gobierno, me refiero) tener un culpable cuando haya huelga en un bando o en otro. Simple, ¿verdad?.
Pero ese decreto-ley, es probablemente y con diferencia uno de los más complejos y polémicos de la decena que ha aprobado el ejecutivo en sus poco más de 100 días de gobierno. Ha costado meses de negociación y varias huelgas y estaba diseñado desde el principio para contentar al taxi a través de su medida estrella: transferir las competencias de regulación de las VTC a las CCAA y ayuntamientos. Era una de las exigencias clave de los taxistas: realizar esta transferencia para seguir el modelo del reglamento Colau, pedir una licencia urbana extra a las VTC y limitar así la actividad de Uber y Cabify. Pero como siempre, no ha dado ni una el ejecutivo. Personalmente no me esperaba otra cosa de un gobierno que parece una cometa. En fin, pagaremos los de siempre. Vaya tela. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo.
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