Voy como cada mañana a desayunar al bar de mi amigo Pacorro, se lo pueden tomar como una chulería por mi parte como otra cualquiera. También leo cualquier periódico de tirada nacional, que Pacorro amablemente compra para que sus parroquianos y los que no lo son lean algo, aunque ese acto se convierta luego para echar la pota, leyendo lo que pasa en este asqueroso país de pandereta en el que tenemos la mala suerte de vivir gracias en parte a la asquerosa casta política que tenemos la mala suerte de tener y de mantener, que es lo peor.
Todo lo anterior, viene a colación, porque las terribles inundaciones sufridas en Palma de Mallorca la semana pasada han dejado un rastro de muerte y desolación que entristece a quien lo vea. Pero también nos han dejado detalles de humanidad y de solidaridad, como los protagonizados por el tenista, Rafa Nadal.
Nadal no solo se ha ofrecido para alojar a las víctimas con su fundación, también ha colaborado en las labores de limpieza tan necesarias ahora en la isla. Pues a pesar de esa generosidad tan escasa hoy en día tanto en los famosos como en los anónimos, eso es algo que tampoco ha parecido bien a mucha gente.
Recuerden que no hay sopa Hispana sin pelo dentro, y no han tardado los oportunistas, los podemitas, los separatistas y amebas en general, criticar a Rafa Nadal por ayudar a las víctimas de las inundaciones de Mallorca.
Gente que, por supuesto, es muy solidaria desde su cuenta de Twitter, sin despegar la cara de su ordenador y el culo del sillón, pero que después tienen, además, la desfachatez y la poca vergüenza de criticar a quien de verdad dobla el espinazo y ayuda a los de su alrededor. Esta gentuza así, sólo producen asco y vergüenza ajena y los comentarios que se han podido leer de alguno de esos unineuronales sin dos dedos de frente, me dan la razón.
Aquí tenemos lo mejor de cada casa, en Twitter, me refiero. Está esa política de Ciudadanos que pretendía que el ayuntamiento en el que había sido nombrada concejal le pagara sus viajes a EEUU y que después se hizo un Interviú y un Gran Hermano. Tampoco podía faltar el de los lacitos amarillos, separatista y utilizando calificativos de los que desconoce su significado por completo. Y también tenemos a la podemita y al musculoso empastillado, la creme de la creme de cada casa.
Pero claro, y como dice en un refrán muy español (pese a quién le pese), si los tontos volasen no veríamos la luz del sol y la falta de cerebro y de empatía de este país produce pavor. La envidia no mata pero atormenta y la crítica solo por motivos políticos produce un asco absoluto. Pero hay otra cosa peor, el exceso en el número de tontos, eso da miedo porque están empezando a ser mayoría.
Menos mal que todavía queda gente decente y gente solidaria y desinteresada como Rafa Nadal. Gente a la que le da igual lo que piense el tonto de turno al que siempre le va a parecer mal lo que hagan los demás por uno u otro motivo. Y van en aumento. En fin, es lo que hay, Maikel Naig. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo.
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