Será porque vivo en España y tarde o temprano tenía que ocurrir, ya que la política española es como construir una urbanización en una cañada, ya que algún día bajará el agua por ahí, aunque tarde siglos, bajará y se lo llevará todo. Pero parece ser que los políticos españoles son la raza más inmortal y destructora que existe. Inmortal, porque llevan años peleándose entre ellos, y ahí siguen, vivitos y coleando. Y destructora, porque todo lo que tocan lo destruyen sin piedad, mientras que no le saquen provecho personal al asunto. Y hoy queridos blogueros, se cumplen estas dos máximas, que es pelearse y destruir sin piedad.
El circo de la Carrera de San Jerónimo sólo vale para cuatro cosas: para pelearse entre ellos, para destruir lo que hacen, para forrarse a dinero y para jodernos la vida con el pretexto de que te la facilitan, y lo único que hacen es facilitársela y abaratársela ellos mientras la hacen imposible a quienes no queremos que nos la facilite nadie. Y como siempre, les coloco un ejemplo para que ustedes sepan de qué lado masca la iguana al respecto de lo que les quiero colocar hoy en este post, de este blog pecador.
Cualquiera que tenga un poco de conocimiento y lucidez, se habría merendado en cinco minutos a todos los analfabetos, golfos y moñas que hoy medran y trincan en el circo de la Carrera de San Jerónimo, lugar conocido vulgarmente como congreso de los diputados gracias a las leyes que de allí salen. Una de ellas tiene que ver con el empleo, y es que según un titular de un periódico de tirada nacional, “La duración de los contratos marca mínimos tras 18 años en febrero. 48 días. El 30% duró menos de un mes y el 20% menos de una semana, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal”. Comparando estos datos con el año 2006 la duración era de 85 días de media, casi el doble que en estos momentos. Pero es que en febrero de 2023 la duración era de casi 52 días. ¿Entienden ahora?.
Todos esos días salen de modificación de leyes o de reales decretos, los cuales salen de ahí, del circo ese que hay en la Carrera de San Jerónimo, en el cual muchas veces me da la sensación de que nuestra chusma política no está muy lejos de la pista de un circo. Este gobierno llenito de progres, con una ministra de Trabajo la cual sólo se preocupa de los horarios de los bares y restaurantes, no hace nada para remediar la situación que hay con los contratos en el año de nuestro Señor 2024. Cabe recordar, que ese ministerio el que tiene que facilitar, mejorar y controlar ese tipo de cosas, pero como se puede observar, rian de rian como dirían en la France.
Y la duración de los contratos cae por una razón bien sencilla: por el coste del despido. De los más de 500.000 contratos indefinidos registrados en febrero, la mitad son a jornada parcial o discontinua. Uno de cada cinco contratos firmados duraron menos de una semana y casi un 5% duraron entre 7 y 15 días. Lo que se ha hecho es cambiar el nombre de los contratos, pero no la realidad de la contratación y la prueba del algodón es que hay están los datos de pobreza, de incremento de la desigualdad y de pérdida de poder adquisitivo de las familias. La cruda realidad. España, año 2024. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
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