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domingo, 11 de diciembre de 2022

Lo que faltaba

Juro a ustedes por el cetro del dios Pichimichi que lo que voy a contar es cierto. Aunque comprendería que dudasen, porque en un país normal, algo así sería imposible. Pero recuerden que éste no es un país normal, sino España, un lugar donde todo disparate, por gordo que sea, tiene su asiento, y donde por poner un ejemplo clásico, una ardilla podría cruzar la Península saltando de gilipollas en gilipollas sin tocar el suelo. 
Pero es que ni París ni Roma, para su envidia cochina, son capitales de nuestra deliciosa España plural, donde la violencia particular, e incluso la sindical (no se rían por dios, es España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por error televisivo), gozan de impunidad casi absoluta. Pero cualquier ejercicio de autoridad legítima se considera acto de represión totalitaria filo fascista. 
Leo con estupefacción una noticia que me dejó patidefua, pese al escaso margen de sorpresa que a uno le deje ser súbdito español. Ésta dice así: “El nuevo delito de desórdenes públicos excluirá a los piquetes tal y como piden CCOO y UGT”. Lo más jodido de todo, es que tanto PSOE como Unidas Podemos han sido presionados en esa dirección y presentarán enmiendas, aunque aún negocian de manera conjunta. 
El Gobierno va a enmendar su propia reforma del Código Penal con la que planea derogar el delito de sedición y crear uno nuevo de desórdenes públicos agravados. Lo hará después de que ZPedro haya estado recibiendo críticas en privado de los principales sindicatos, como UGT o CCOO, que le han alertado sobre los riesgos de este cambio legal. 
Por estas presiones sutiles, o no tanto de estos sindicalistas chupópteros que sólo buscan vivir bien (eso ya lo hacen, mientras mantengan la boquita cerrada) y hacer destrozos sin que nadie los pueda detener ni condenar por esos destrozos, por eso mismo, el PSOE presentará dentro de poco, antes de que acabe el plazo a las 18.00 horas, varias enmiendas en el circo de la Carrera de San Jerónimo para dejar fuera del nuevo tipo penal de desórdenes públicos a las movilizaciones sindicales, como son las huelgas y, sobre todo, los llamados piquetes informativos. 
No tienen bastante con estar subvencionados con nuestros impuestos, que además ahora, podrán montar piquetes, hacer que la gente que quiera trabajar no pueda porque ellos lo valen, y encima destrozar herramientas de trabajo (entiéndase coches, furgonetas, camiones, etc, etc) con el respaldo de la ley. Así cualquiera puede ser sindicalista. 
Escribiendo todo esto, me pregunto qué hago viviendo aquí y no en otro país. Un lugar como este y haciendo su gobierno lo que hace, es un país abocado al abismo, abocado a la autodestrucción, abocado a que sólo se salven los de siempre, abocado a la ruina más absoluta gracias a toda esta chusma, tanto política, como sindical, como periodística que hace que me pregunte lo que me pregunto. Lo que no se, es como se lo puede montar el resto de la gente sin preguntarse como mínimo eso. Pero en fin, lo que nos faltaba. Entonces, ¿sindicatos para qué?. España, año 2022. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo. 

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