Sánchez vanity

Resulta, que ya saben ustedes que nuestro insufrible presidente del gobierno sigue siendo esa persona tan interesante (y votado, ojo) entre todos los moñas que hacen política en España. Un cínico sin escrúpulos, sin honor, capaz de robarle las herraduras a un caballo al galope. Y de esa forma, asisto fascinado a su (nuestra) carrera hacia el abismo. 

Pues siguiendo al hilo de lo anterior, nuestro Pedro Sánchez, dio una entrevista la semana pasada en la televisión pública, esa televisión que dirigen sin escrúpulos este gobierno Frankenstein, y que sus periodistas tienen que hacer y decir lo que les digan desde Moncloa, so pena de ser vilmente ejecutados sin compasión, es decir, patada en el culo, y a coger a otro chupaculos. 

Como les decía, en esa entrevista, Sánchez soltó la siguiente perla, aparte de otras, pero ésta fue la mejor: «Aquí hemos vacunado a todo el mundo sin preguntar a quién votan». Sencillamente, me quede mudo y patidefuá, pese al escaso margen de sorpresa que a uno le deja ser súbdito español. 

De lo más fuerte que he escuchado a Sánchez, con lo que cabe afirmar, sin apenas equivocarse, que este cada día anda peor de lo suyo, que no es otra cosa que engancharse medallas a diestro y siniestro aun sabiendo él, que el mérito no es suyo de ninguna de las maneras. Hubiese estado buena, que sólo se hubiesen vacunado a sociatas, entonces ya sería de museo. 

Muchas veces me pregunto cómo es posible que personas que tienen claro que Sánchez es un mentiroso, no es de fiar, ha incumplido todas las promesas que ha hecho y ha llegado incluso a traicionar a amigos, hayan podido confiar en un gobierno que él dirige y hayan puesto su brazo para que les inoculen un medicamento (que en muchos foros, se dice que es experimental, aunque eso es muy, pero que muy discutible). ¿Cómo pueden no confiar en alguien y después hacer eso? ¿Realmente creen que a este tipo, y a su camarilla, les preocupa en lo más mínimo su salud o lo que les pase a sus ciudadanos a quién gobiernan? No lo puedo entender. 

Pero no solo eso, además es evidente por su comportamiento, por su forma de hablar, por su increíble vanidad y porque está claro que le da igual todo, que este hombre no está en sus cabales o está llegando a un punto, que su cordura la está perdiendo por ser tan vanidoso. Es un aprendiz de dictadorzuelo con ínfulas que es incapaz de disimularlo, y se le ve a la legua. 

Y por si acaso no lo tenía claro, vean cómo habla de la vacunación, vean cómo habla de los vacunados, observen lo que dice de las víctimas del virus en esa entrevista en la tele pública. Yo ya no tengo confianza en ningún gobierno, ni azul, ni naranja ni multicolor, pero ya si hablo de un gobierno dirigido por alguien como este no puedo hablar solo de desconfianza, ya puedo hablar incluso de terror. ¿Y todavía hay gente que sigue poniendo el brazo alegremente?. Increíble. España, año 2021. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo. 

 

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