Lo peor no es el miedo. Lo peor es no saber lo que puede pasar. Lo peor es la incertidumbre de no saber lo que va a ocurrir si algún fanático le da por hacer algo. Eso es lo peor. Lo peor es no saber a lo que nos enfrentamos en nuestra sociedad tan informatiza y tan comunicada. Lo peor es el no saber lo que van a hacer y como lo van a hacer, porque el fanatismo es así. Un día un fanático se levanta de su cama, se engancha la mochila previamente preparada, la deja en cualquier aseo de cualquier lugar petado de gente y pumba, todo a tomar por culo.
Todo empieza por chorradas cómo ésta que les voy a contar. Me la encontré en un periódico digital mientras desayunaba en el bar de mi amigo Pacorro. La noticia decía así: “UNA ESCUELA DE COCINA DE DINAMARCA, CONDENADA A INDEMNIZAR A UNA ALUMNA MUSULMANA POR OBLIGARLA A PROBAR EL CERDO”. La indemnización asciende a 1.372$. Así empieza todo.
También debería de hacérselo mirar la alumna, o los padres de la alumna, por el motivo de ir a una escuela de cocina en la cual se cocinan platos típicos de ese país o cocina de alto estanding, y pensar que por ser musulmana le iban a dar un trato especial. Muchas veces he pensado que también van en busca de problemas que solucionan con pasta, como es el caso. Porque la pregunta que surge es muy evidente, ¿por qué ha ido a esa escuela de cocina sabiendo que en Dinamarca se como cerdo con sus típicas albóndigas del IKEA?.
Según cuenta el medio de comunicación de donde saque la noticia, los hechos ocurrieron de la siguiente manera. “Durante una sesión práctica, los profesores pidieron a la futura cocinera que probara el plato que acababan de cocinar para evaluar los resultados. Durante la vista del juicio, los responsables del centro especificaron que, todos los alumnos, tenían que pasar por los mismos exámenes, y que no obligaron a la chica a comer nada, sino tan sólo a hacer una cata del preparado, sin que significara en ningún caso tragárselo.
La joven grabó secretamente las conversaciones entre ella y los tutores e interpuso una denuncia con la cinta como prueba. Durante la vista, manifestó al tribunal que “HABÍA SUFRIDO UN PERJUICIO MORAL Y QUE HABÍA SIDO DISCRIMINADA POR RAZÓN DE SU RELIGIÓN”. La indemnización que reclamaba la alumna era inicialmente de 75.000$, pero se quedo en la cantidad anteriormente mencionada.
Es decir, la chica va a dar clases de cocina danesa, ésta prepara platos con cerdo, ésta se niega a probarlos, ésta graba la conversación (¿ilegalmente?) y con las mismas denuncia y la escuela de cocina indemniza. Esto pasa en Dinamarca, un país en donde los problemas no suelen ser muy llamativos, pero donde el miedo al Islam o a los fanáticos que lo aplican a su modo tienen a casi todo el país acojonado.
Ahora imagínense esta historia en España. Bajada descomunal de pantalones de todos los pichiflautas políticos que tenemos, oportunistas como Willy Toledo and company exigiendo los derechos de esta alumna, políticos de izquierdas diciendo que el PP no tiene vergüenza ni sabe llevar el tema de los inmigrantes, los medios de comunicación gastando chorros de tinta en meter miedo y en inventarse historias de que viene el coco, contertulios en radio y televisión diciendo gilipolleces una detrás de otra, sin olvidar que cada cual barre hacia su color político, y todo por el miedo a no saber lo que estos fanáticos del Islam pueden hacernos. Ese es el auténtico problema de fondo, el no saber la reacción de estos fanáticos. ¿Hasta cuándo vamos a soportar esa incertidumbre?.
Lo más chungo de todo, es que estos fanáticos están consiguiendo su objetivo, (que es con ese miedo que están metiendo poco a poco y sin vaselina) que no es otro que la gente y las instituciones se rindan a sus pies. Eso es lo que está pasando. Sólo observen y miren a su alrededor. Ahora vayan ustedes de vacaciones a sus países e intenten hacer algo fuera de lo normal de sus normas, no regresan ustedes a España. Lo dicho, el no saber. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo.
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