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domingo, 6 de marzo de 2011

Una de oficios/as

Como saben, tengo la fea costumbre de leer periódicos, aparte de libros. Qué le vamos a hacer, es un defecto igual que otro. Pero de vez en cuando tiene sus ventajas, y es que te enteras de las cosas que pasan en este país cutre y salchichero llamado España. Aunque muchas de las cosas que leo, es mejor casi no saberlas. Entro al bar de mi amigo Pacorro como cada día a tomar el desayuno. La suerte me acompaña y encuentro el periódico del día libre. Como siempre, lo cojo y lo leo. Al llegar a cierta página me encuentro con un titular que no sabría cómo calificarlo. No sé si es mala leche, poca vergüenza o ambas cosas juntas. La noticia decía lo siguiente:

UNA EMPRESA DE SEVILLA ES OBLIGADA POR LA INSPECCIÓN DE TRABAJO, A MODIFICAR EL TEXTO DE UN ANUNCIO, BAJO AMENAZA DE UNA MULTA DE 6.250€”.

El anuncio de esta empresa era que necesitaba cubrir una plaza de programador. Ahí está el quid de la cuestión y el terrible delito de esta empresa sevillana, y como no podía ser de otra manera, los inspectores de trabajo de la Junta de Andalucía cumplen su trabajo con eficacia. Si el empresario sevillano hubiese puesto “una plaza de programador o programadora” entonces a lo mejor la hubiesen hasta dado la medalla al mérito de igualdad concedida por el Ministerio de Sanidad y Política Social. Seguramente estos inspectores de trabajo habrán sido felicitados por la consejería correspondiente por su actuación. Si hubiesen actuado con la misma celeridad en el caso Mercasevilla, en el caso Matsa, etcétera, otro gallo hubiese cantado. Pero estos inspectores cumplen ordenes de arriba, que es donde realmente está el problema, y en los/as que legislan por supuesto.
Ya me imagino lo que pasaría cuando algún empresario avispado quiera poner un anuncio pidiendo un cantante. Pues porque vendrá cualquier inspector de trabajo con la ley en la mano y le pedirá bajo amenaza de multa que cambie el texto, con lo que el empresario tendrá que poner lo siguiente: “se necesita cantante y cantanta para espectáculo de variedades”. Otro caso que me puedo imaginar (pero este al revés), sería el empresario que necesite un taxista. El titular aplicando la ley quedaría más o menos así: “empresa del sector del taxi, necesita taxista o taxisto para cubrir una vacante”. Otro ejemplo más significativo sería:”se necesita políticos/as gilipollas/os para hacer el vago/a”. Estos son algunos ejemplos de cómo quedara en un futuro la aplicación del artículo 22bis de la ley 56/2003 que unos incultos/as, tontos/as del haba/o, chulos/as, golfos/as se empeñaron en su día en sacar adelante en el parlamento español. Dicho de otro modo, es llevar al totalitarismo las leyes más absurdas que se puedan inventar esta panda/o de políticos/as que nos ha tocado vivir, ya sea por mala suerte o porque el destino estaba escrito ya de antemano. Qué país de imbéciles/as por dios/a. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo.

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