Haced lo que yo diga, pero no hagáis lo que yo haga. Ese es el lema milenario que ha tenido siempre la Iglesia Católica según mi humilde opinión personal e intransferible. Y ahora ese lema lo hace suyo Pablito Iglesias, el vicepresidente del gobierno de España, o lo que queda de ella.
La semana pasada, el vicepresidente del gobierno de España, declaraba en una entrevista en una televisión, que apoyaba el nombramiento de Dolores Delgado como la nueva fiscal general del Estado, aunque las puertas giratorias sean evidentes.
Nadie tampoco pone en duda la capacidad y la profesionalidad de Dolores Delgado, pero hace un tiempo no muy lejano, Pablo Iglesias pedía la salida de la política de Dolores Delgado por haber compartido almuerzo con el polémico ex comisario Villarejo. Además añadió Pablito, que cualquier político que se mezcle con ese tipejo (palabras textuales) debería alejarse de una función pública. Eso decía Pablo cuando aún no era el vicepresidente Iglesias. Cuando era sólo Pablo, just Paul, profeta de la limpieza. Ahora Podemos ya es sistema. Ahora entre los poderosos se cuentan ellos. Ahora son ellos los que están arriba y los que bendicen que se ponga de fiscal general a una ministra sólo porque ideológicamente es de la cuerda.
Pero ahora, la cosa ha cambiado o a cambiado él, o ha cambiado la forma que tiene él de ver la política o la forma de actuar de algunos políticos, o es que ahora Pablito se tiene que tragar estos sapos como pianos de grandes que ZPedro le está endiñando para mantenerse en el poder y en la vicepresidencia.
Pablito dice también, que Dolores Delgado ya pidió disculpas por reunirse con un tipejo como Villarejo, como si eso fuera la regla máxima para cambiar de opinión o de dar por bueno el sapo que te has tenido que tragar o de dar por bueno que las puertas giratorias son válidas para cierto tipo de cosas o para dar por bueno que esas cosas si las hacen desde el gobierno al que perteneces va a misa. Es justificar lo injustificable, no el nombramiento de Dolores Delgado, sino del cambio que se ha producido en los dirigentes de Unidas Podemos, que es una evidencia y además muy llamativa.
El poder corrompe y estos pijos comunistas que venían a hacer limpieza institucional, están tragando con todo lo que supone ser casta, incluidos sueldos (eso que no falte), privilegios y tragarse sapos como pianos por tal de mantenerse en el poder, aunque sea, fíjese usted señora, con respiración asistida. El poder corrompe y te hace cambiar de ideología o por lo menos suavizarla para tragar con todo lo que te echen, aunque vaya en contra de tus convicciones. Lo estamos viendo con Pablito Iglesias, y lo seguiremos viendo, porque este gobierno, no ha hecho nada más que empezar a funcionar y quedan casi 1450 días por delante para ver como siguen algunos tragando sapos y otros metiéndoselos por todos lados para que se los traguen. Son los daños colaterales de gobernar, es lo que tiene. España, año 2020. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
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