En estos momentos de la historia del mundo, sino estás en una red social, no eres apenas nadie. Muchas veces también se da el caso, que, aunque las tengas, tampoco lo eres, pero ese problema es más de utilizarlas de una manera o de otra.
Por ejemplo, un futbolista es alguien, porque utiliza muy bien las redes sociales para darse publicidad y para ser alguien, un ídolo, alguien influyente ante millones de personas, aunque luego esa influencia sea divina, pero influye.
Luego está el que tiene las redes sociales, y las usa para su uso particular. Por ejemplo, mi caso, que sólo las uso para dar alguna opinión sobre algunos asuntos y para subir ciertas fotos sobre algo en particular. Pero yo ni influyo ni soy nadie, y sigo queriendo que así sea.
Y luego están las que siendo gente influyente o eso se creen ellos, las utilizan para influir sobre los demás, y éstos influenciados siguen las doctrinas que emite el influyente al pie de la letra. Por ejemplo, los políticos, y más concretamente los independentistas, que influyen sobre personas sin criterio propio, que son las que salen a la calle a manifestarse pacíficamente o no tanto, y son los que se llevan a casa los palos de las cargas policiales, mientras los influyentes están en casa tomando un buen vino y viendo los toros desde el tendido.
Pero en lo anterior, falta un subgrupo que son los que las utilizan para desmarcarse, pero no tanto, de lo que está pasando, aunque en un pasado, esas mismas redes sociales las utilizará para remover el panorama que ahora dicen desmarcarse. Cosas de la política y de las elecciones.
En este grupo se podría colocar, por ejemplo, a Gabriel Rufián, el tipo de las esposas y de la impresora, y que ahora se desmarca, eso sí, no mucho de la violencia que él y gente como él, con matices muy sutiles, han alentado y han mantenido.
Y en este contexto, el portavoz y candidato de ERC, Gabriel Rufián, ha usado una red social conocida como Twitter, para manifestar su condena hacia este tipo de actitudes. El tuit dice lo siguiente: "Que tras protagonizar un día más las manifestaciones más hermosas, multitudinarias y cívicas de la historia reciente la sociedad catalana tenga que ver una noche más cómo se lo cargan los 300 salvajes de siempre es injusto, frustrante y soez". Y concluye tajante: “Lo repetimos. NO nos representan”. Lo dicho, condenar por los pelos, pero sin desmarcarse del todo al no CONDENAR LA VIOLENCIA de estos actos. Algo parecido le pasa al monigote de Torra, decir, pero no del todo. Eso los hace casi cómplices de lo que está pasando.
Las redes sociales, ese invento para decir cosas desde la distancia, pero que sabiéndolas utilizar es un arma potentísima para quien quiera aprovecharlas. Y en estos últimos días lo estamos viendo de sobra, como se pueden usar en provecho de hacer y destruir todo lo que se pueda. España, año 2019. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
Compártelo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentalo, y dime que te parece