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domingo, 17 de noviembre de 2019

Subvenciones perdidas

Juro a ustedes por el cetro del dios Pichimichi que lo que voy a contar es cierto. Aunque comprendería que dudasen, porque en un país normal, algo así sería imposible. Pero recuerden que éste no es un país normal, sino España, un lugar donde todo disparate, por gordo que sea, tiene su asiento, y donde por poner un ejemplo clásico, una ardilla podría cruzar la Península saltando de político ladrón en político ladrón sin tocar el suelo. 
Pero muchas veces, estos políticos ladrones necesitan la ayuda inestimable de algunos cómplices conchabados para que su éxito sea total. Y esa ayuda viene muchas veces de los sindicatos (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por error televisivo), que son unas instituciones que hacen de todo por ayudar al trabajador, o eso dicen, pero que también incluyen entre sus funciones el mangar, robar y chorizar un dinero que ni si quiera es suyo, sino que va destinado a los trabajadores que ellos dicen defender y ayudar, para su beneficio personal, no del sindicato ni de sus afiliados, sino de las personas que trabajan (si se les puede llamar así a lo que hacen) en él. 
Resulta, que cuando un partido nuevo llega al poder de cualquier comunidad autónoma, empieza a abrir cajones. Sí, ya lo creo. En esos cajones se encuentran de todo, y en uno de ellos, encontraron un agujero de 777M de € que la Junta de Andalucía tenía documento por subvenciones desviadas, y aquí empieza lo bueno. Dichas subvenciones se concedieron hace años, pero da la casualidad que no se destinaron a los fines previstos y que por supuesto, no se han podido recuperar (cosa normal en esta España cutre y salchichera), a pesar de que se está reclamando a los beneficiarios. En este agujero millonario, está el dinero público por casos de corrupción sociata y sindical, como es el presunto fraude de los cursos de formación o la supuesta trama de las facturar falsas de la federación andaluza del sindicato UGT, y también otros asuntos menores en los que hay ayudas públicas en juego, pero en lo que no se ha detectado ningún tipo de fraude (cosa realmente sospechosa), porque seguramente se habrán destinado para su fin, y así poder justificar el trabajo de algunos mangante, pero también no se ha detectado nada, porque seguramente no ha metido la mano ningún político ni ningún sindicalista del tres al cuarto. 
Como ven, para esto sirven los políticos y los sindicatos, aunque ustedes ya lo sabrán de sobra, aunque no está mal recordarlo para saber en dónde estamos, y a dónde vamos con estos personajes, que no sueltan el sillón del poder ni con aceite hirviendo, ni mucho menos porque la Junta de Andalucía se lo diga, que para ellos éstos no son nadie. Vergüenza, asco, hacerme vomitar, es lo que logran estos especímenes, porque para otra cosa no valen, ni siquiera para esturrear mierda con una pala. Eso sí, si esa misma herramienta la usaran para mover billetes, serían los number one, eso por descontado. Vaya tela. España, año 2019. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo. 

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