Voy como cada mañana a desayunar al bar de mi amigo Pacorro. Se lo pueden tomar como una chulería por mi parte como otra cualquiera, pero el caso es que voy, ya sea por sus desayunos, por su café o por los periódicos que tan amablemente compra para que sus parroquianos se informen, aunque muchas pueda pasar que abras un periódico y eches la pota, viendo el panorama.
Pues bien, en uno de esos periódicos, me encontré con una noticia que me dejó patidefuá pese al escaso margen de sorpresa que a uno le deja ser súbdito español. La noticia estaba relacionada con el clan Pujol, ese clan gobernado (hasta ahora lo creía yo así) por el molt honorable Jordi Pujol. Pero que va, ni por asomo. Resulta que la noticia descubría al auténtico capo de este clan, al auténtico Alcapone Pujol, y el capo del clan Pujol era, tachín, tachín, Marta Ferrusola, la mujer del molt honorable ladrón Jordi Pujol.
Esto se sabe desde el mismo momento en que la policía entro en el domicilio del molt honorable ladrón, Jordi Pujol y encontraron anotaciones manuscritas de Marta Ferrusola, que revelan el control directo sobre la fortuna familiar en Andorra de este clan mafioso y corrupto.
Marta Ferrusola, ha tenido tres contratos bancarios, uno de ellos a través de la fundación panameña Kopeland desde la que transfirió 838.000€ a un depósito del banco de Madrid (ojo al detalle) y que sucedió unas horas después de que un periódico destapara la existencia de la fortuna familiar en Andorra de este clan mafioso y corrupto el cual es, como se está viendo y descubriendo por los investigadores, el clan Pujol.
Qué más cosas nos sabremos de este clan, cuantas pruebas habrán destruido, cuántos euros habrán mandado a paraísos fiscales hasta el comienzo del mandato del molt honorable hasta que lo dejo todo, cuanto habrá mandado la Alcapone del clan, Marta Ferrusola en la sombra, cuantas decisiones habrá tomado para que su marido las aplicara, cuántos desfalcos habrá hecho el molt honorable, cuántas cosas que nunca los españoles nos enteraremos.
Y como también saben ustedes, en esta España no hay monumento al sinvergüenza desconocido porque aquí los conocemos a todos. Un infeliz país donde la gente puede verse obligada a cerrar tienda o negocio por equivocarse en su gestión, pero donde ningún político, que llevan años mangoneando y robando un dinero que ni siquiera es suyo, pagan el precio de sus actos y de sus tropelías. Nunca. Y es esto lo que más me jode y lo que más me hace sentir frustración. El no poder hacer nada y el ver como el que puede hacerlo tampoco hace nada.
Es la triste historia de España otra vez. Si seguimos así no van a haber cárceles para tanto ladrón. Pero yo no sufro lo que llevo, sino lo que me queda por sufrir, porque esto acaba de empezar. Porca miseria. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo.
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