La semana pasada, les conté la historia de una peluquería que fue visitada por un inspector SGAE y como fue pillada con música de Andy y Lucas ilegal, y como este mandado de Teddy Bautista sancionaba a la peluquería, a parte de algunas reflexiones más.
Hoy voy contar como los dueños de las peluquerías han tomado sus medidas con respecto a estos saca cuartos que son los de la SGAE. Hay va:
- Buenas tardes, -dice el inspector SGAE al entrar a la peluquería- soy inspector de la Sociedad General de Autores y Editores
- ¿Cómo dice? -le responde la dependienta.
- Que soy el inspector de la Sociedad General de Autores y Editores, -responde con mucha paciencia el enviado de Teddy Bautista.
- ¿Y eso que es?, -le pregunta de nuevo la dependienta.
- Soy de la SGAE
- Acabáramos, -dice la dependienta- podría haber empezado por decirlo.
- Vengo para inspeccionar el CD que tiene usted colocado en el reproductor de música, para ver si es legal o no, -añade el de la SGAE.
- Pues va a ser que no. –Le responde la dependienta.
- ¿Cómo que no?, -dice extrañado el inspector de la SGAE.
- Lo que ha oído, -dice la dependienta ya un poco caliente- y le digo el por qué: lo primero porque el CD es de mi clienta, lo segundo que usted pinta menos que una mosca y por último que usted no mira nada porque no es nadie.
El inspector de la SGAE, se queda sin palabras y con una cara de circunstancia que no sabe por dónde tirar. Sólo le queda amenazar un poco, para ver si obtiene mejor resultado.
- Parece que no me ha entendido usted, -comenta el inspector de la SGAE. Soy de la SGAE y vengo para ver si el CD es legal o no lo es, y a recordarle que si quiere usted poner música en su peluquería, debe de pagar 6’50€ al mes por los derechos de autor.
- ¿Qué yo voy a pagar qué? –le dice la dependienta estupefacta. Lo primero, -continua- que la peluquería no es mía, lo segundo que el CD es de la clienta como le he dicho anteriormente, y lo tercero se puede ir de aquí, o de lo contrario tendrá usted que cortarse el pelo y abonarme el trabajo. ¿Le ha quedado claro?
El inspector de la SGAE, tiene que bajar la cabeza y aceptar su derrota. Pero volverá -le recuerda a la chica- cuando esté tu jefa, y entonces ya veremos si pagáis o no pagáis por lo que estáis haciendo, que es poner música sin pagar por los derechos de autor.
Perfectamente esta situación se puede dar en las peluquerías catalanas. O algo parecido. La cuestión es que hacen muy bien estos locales, en decir a sus clientes que traigan su música, y así poder pegarle un puntapié en el culo a estos inspectores de la SGAE. Pero me quedan algunas cosillas que no llego a ver. Si la sanción es de 3.000€, ¿quién sanciona realmente?, y en caso de sancionar, ¿quién se queda con el dinero de la sanción?¿el gobierno o la SGAE?. Pues son algunas cosillas que se me quedan en el tintero, y sólo espero que algún lector me sepa decir lo que yo ignoro. Mientras sólo me cabe decir una cosa: ESTOY CON LAS PELUQUERÍAS CATALANAS. Nada, las cosillas de la SGAE. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo.
Hoy voy contar como los dueños de las peluquerías han tomado sus medidas con respecto a estos saca cuartos que son los de la SGAE. Hay va:
- Buenas tardes, -dice el inspector SGAE al entrar a la peluquería- soy inspector de la Sociedad General de Autores y Editores
- ¿Cómo dice? -le responde la dependienta.
- Que soy el inspector de la Sociedad General de Autores y Editores, -responde con mucha paciencia el enviado de Teddy Bautista.
- ¿Y eso que es?, -le pregunta de nuevo la dependienta.
- Soy de la SGAE
- Acabáramos, -dice la dependienta- podría haber empezado por decirlo.
- Vengo para inspeccionar el CD que tiene usted colocado en el reproductor de música, para ver si es legal o no, -añade el de la SGAE.
- Pues va a ser que no. –Le responde la dependienta.
- ¿Cómo que no?, -dice extrañado el inspector de la SGAE.
- Lo que ha oído, -dice la dependienta ya un poco caliente- y le digo el por qué: lo primero porque el CD es de mi clienta, lo segundo que usted pinta menos que una mosca y por último que usted no mira nada porque no es nadie.
El inspector de la SGAE, se queda sin palabras y con una cara de circunstancia que no sabe por dónde tirar. Sólo le queda amenazar un poco, para ver si obtiene mejor resultado.
- Parece que no me ha entendido usted, -comenta el inspector de la SGAE. Soy de la SGAE y vengo para ver si el CD es legal o no lo es, y a recordarle que si quiere usted poner música en su peluquería, debe de pagar 6’50€ al mes por los derechos de autor.
- ¿Qué yo voy a pagar qué? –le dice la dependienta estupefacta. Lo primero, -continua- que la peluquería no es mía, lo segundo que el CD es de la clienta como le he dicho anteriormente, y lo tercero se puede ir de aquí, o de lo contrario tendrá usted que cortarse el pelo y abonarme el trabajo. ¿Le ha quedado claro?
El inspector de la SGAE, tiene que bajar la cabeza y aceptar su derrota. Pero volverá -le recuerda a la chica- cuando esté tu jefa, y entonces ya veremos si pagáis o no pagáis por lo que estáis haciendo, que es poner música sin pagar por los derechos de autor.
Perfectamente esta situación se puede dar en las peluquerías catalanas. O algo parecido. La cuestión es que hacen muy bien estos locales, en decir a sus clientes que traigan su música, y así poder pegarle un puntapié en el culo a estos inspectores de la SGAE. Pero me quedan algunas cosillas que no llego a ver. Si la sanción es de 3.000€, ¿quién sanciona realmente?, y en caso de sancionar, ¿quién se queda con el dinero de la sanción?¿el gobierno o la SGAE?. Pues son algunas cosillas que se me quedan en el tintero, y sólo espero que algún lector me sepa decir lo que yo ignoro. Mientras sólo me cabe decir una cosa: ESTOY CON LAS PELUQUERÍAS CATALANAS. Nada, las cosillas de la SGAE. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogeros como yo. Un saludo.
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