Recursos para su uso

El dinero que recauda el estado sirva para que los diferentes ministerios hagan buen uso de él. El ministerio de sanidad para que los ciudadanos tengamos médicos, hospitales, medicamentos y todo eso. El de fomento para que tengamos infraestructuras, aeropuertos, trenes aves y todo eso. El de educación para que tengamos colegios, universidades, becas y todo eso. Pero luego están los que usan ese dinero que se recauda para su propio beneficio y para vivir del cuento. Por ejemplo, los sindicatos (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por error televisivo), que son una especie de mafia que dicen hacer cosas por los trabajadores aunque luego se inflen a marisco sus dirigentes. Por ejemplo los partidos políticos, que son una especie como de mafia que dicen que con el pretexto de que te facilitan la vida, lo único que hacen es facilitársela y abaratársela ellos mientras la hacen imposible a quienes no queremos que nos la facilite nadie. Por ejemplo están los que se llevan comisiones por cualquier cosa que se haga desde cualquier ministerio, y luego nadie lo conoce ni nadie lo ha visto. Y luego está Oscar Puente, que utiliza los recursos públicos para poner a su equipo más próximo a buscar noticias publicadas en cualquier medio situado en la fachosfera, en las cuales le han insultado, le han dicho feo y lo han abucheado. En fin nada que no sea verdad, venga del medio de comunicación que sea. 

Me parece fascinante el uso que hacen de nuestros impuestos. Pero lo que más me fascina es que no se les caiga la cara de vergüenza por ello, por hacerlo. Y todo eso es posible a que se sienten impunes, se siente dioses de un sistema casi corrompido por el simple hecho de que ellos, ellas y elles (hay que incluir a todos, todas y todes, no vaya a ser que se ofenda alguien) lo han hecho posible día a día y sin mucho sufrimiento ni esfuerzo. La guasa política tiene eso, porque recuerden ustedes que esos moñas son políticos mediocres sin preparación ni sentido del ridículo. Analfabetos a los que el azar, el esperpento de un país asombroso como es España, sitúan en puestos que les permiten tomar decisiones tan limitadas, tan miserables como su propia altura. Lo que pasa es que esas decisiones van acompañadas muchísimas veces de dinero del contribuyente para que sean más favorables a sus bolsillos. 

Pero seguramente será porque vivo en España, y tarde o temprano tenía que ocurrir, ya que la política española es como construir una urbanización en una cañada, ya que algún día bajará el agua por ahí, aunque tarde siglos, bajará y se lo llevará todo. Pero parece ser que los políticos españoles son la raza más inmortal y destructora que existe. Inmortal, porque llevan años peleándose entre ellos, y ahí siguen, vivitos y coleando. Y destructora, porque todo lo que tocan lo destruyen sin piedad, mientras que no le saquen provecho personal al asunto. Y este es el quid de la cuestión. Tiren de hemeroteca para darse cuenta ustedes queridos blogueros de lo anterior, seguramente ni les sorprenda. Ah, y da igual el color político, todos lo hacen tarde o temprano, el problema es que cuando votamos lo consentimos o elegimos a los sustitutos. España, año 2024. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo. 

 

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