Se acabaron las vacaciones de Semana Santa. Se acabó el comer torrijas, las procesiones, los viajes y todos los gastos que ha habido en esta semana de pasión con todos los precios por las nubes gracias a la guerra de Ucrania que ha provocado que todo suba, hasta la cerveza, grrrr.
Pero en el lado político todo sigue igual, nada ha cambiado. Sigue estando ese mal ambiente que provocan los que no soportan que gobiernen otros que no sean ellos; sigue estando ese tufillo en la izquierda por el acuerdo en Castilla y León, sin que se den cuenta de que la democracia trata de eso, de tragar con los resultados electorales o con los pactos de gobierno, gusten o no gusten a la izquierdita; sigue sin aparecer Alberto Garzón, que lleva desaparecido un buen tiempo (y que siga así, pensarán desde todos los sectores), perdido y callado; sigue diciendo gilipolleces el tal Echenique, ya que sólo se dedica a eso; sigue diciendo gilipolleces la tal Díaz Ayuso, con eso de socialismo free, cuando tiene a Toni Cantó en una oficina para la defensa del español que ella se inventó para colocar al ex actor. Como ven, todo sigue igual.
Nada ha cambiado. La culpa de todo sigue siendo del malvado Putin y su guerra en Ucrania, que ha provocado que la luz en este país desdichado siga por las nubes, lo mismo que el gas y los combustibles. Nuestro presi sigue siendo nuestro insufrible presidente del gobierno y además continúa siendo esa persona tan interesante (y votado, ojo) entre todos los moñas que hacen política en España. Un cínico sin escrúpulos, sin honor, capaz de robarle las herraduras a un caballo al galope. Y de esa forma, asisto fascinado a su (nuestra) carrera hacia el abismo, mientras la culpa es de todo el mundo menos de su gestión.
Los sindicatos (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por error televisivo) siguen cobrando sus grandes subvenciones por defender a los currantes, mientras algunos sindicalistas reparten cantidades de dinero a amiguetes y por supuesto, los sindicatos siguen sin movilizarse, que es por lo que cobran.
Y así regreso a la actualidad, sin que nada haya cambiado, porque no hay nadie que cambie nada. Seguimos siendo los europeos más pobres aunque se trabaje como un esclavo, ya que Hacienda está ahí para recordártelo. Seguimos siendo el país con más golfo/as dedicados a la política y haciéndose ricos a costa de los de siempre. Seguimos siendo el país que más ciudadanos, asesores y cargos públicos tiene, sin contar chiringuitos subvencionados y demás morralla chupóptera. Seguimos siendo el país con más putas y camareros de todo el mundo, ya que son las únicas profesiones con futuro dentro de este país cutre y salchichero en el que vivimos. Nada ha cambiado, todo sigue igual. Pero ojo, mientras que haya fiesta, futbol, cruces de Mayo, romerías, ferias y todo eso, los que gobiernan sí que cambiarán, pero a mejor, pero sólo ellos y sus familiares y amigos. Porca miseria. España, año 2022. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
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