Ha sido un verano raro. Más raro que un perro verde, diría yo. Las medidas de seguridad impuestas por las autoridades para no propagar el virus del covid-19 no han servido para nada, como estamos viendo y hemos visto a lo largo del verano.
Los 17 disparates autonómicos, hacen que esto sea posible. Cuándo el gobierno dejó en manos de los 17 gobernantes autonómicos el control de la pandemia, no sabía lo que hacía. O sí, viendo cómo ahora la responsabilidad es de las autoridades autonómicas y no del gobierno, cosa que ya de por sí es un logro. El ejecutivo se ha quitado de las críticas y ahora es el gobierno el que puede criticar las soluciones adoptadas por los 17 mandamases autonómicos.
No hay que olvidar también, que toda solución que se tercie, tiene que pasar por las manos de un juez, y éste se convierte en el responsable de todo lo que pueda ocurrir, ya que las soluciones adoptadas, al no estar bajo el paraguas del estado de Alarma, no tienen validez hasta que un magistrado las ratifique o las deniegue, como ha sido el caso en un montón de lugares.
Lo que nunca reconocerán nuestros 17 presidentes autonómicos, es que esto se está yendo de las manos sino lo ha hecho ya, y como siempre pasa en estas circunstancias, la culpa es de los ciudadanos por no ser responsables. Siempre tiene que haber un culpable, y como siempre es el ciudadano, ¿quién sino?.
Hay que reconocer también la parte de culpa de los ciudadanos, aunque no la tengamos toda. El verano es para disfrutar, para relajarse, para ver a familiares y amigos, y eso es lo que hemos hecho, a costa de propagar un virus que muchas personas a día de hoy, no sabe si lo tiene o lo deja de tener, y ese el problema. No se puede intentar solucionar un problema, creando otros, como es el caso. No se puede permitir tener los bares abiertos o terrazas, en donde cuando te sientas las mascarillas no se llevan, y que pase gente a 1 metro por delante de ti paseando. No se puede cargar la responsabilidad de estas medidas, a los dueños de los bares, restaurantes o terrazas, ya que ellos no son policías ni agentes de la autoridad, y no se puede permitir tantas cosas conociendo el percal y al personal de este país tan atípico ya de por sí. Ya lo dijo Eduard Von Bismarck: “La nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo”. Y con esta pandemia volvemos a ver que esas palabras se cumplen a rajatabla.
Aquí cada cual se lame su propio cipote importándonos una mierda las posibles consecuencias de nuestros actos. Esta pandemia tiene difícil solución en este país, como estamos viendo y hemos visto. Venga las autoridades prohibir, prohibir y prohibir, pero nosotros actuamos como si esas prohibiciones no fueran con nosotros. Y así nos va. A las autoridades se les ha ido el problema totalmente de las manos, y esa es la cuestión. Un mando único es lo que hace falta, alguien preparado para llevar este asunto, y no 17 disparates autonómicos. Es lo que yo creo que hace falta. España, año 2020. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo.
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