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domingo, 19 de abril de 2020

Orando

Llevamos casi 30 días confinados, y aún a estas alturas de la mili, hay gente que no se entera o que no quiere enterarse de que el confinamiento es una obligación ordenada por el estado de alarma que el gobierno tuvo que poner en marcha por razones de seguridad. Se puede estar o no de acuerdo con esta obligación, se puede estar o no de acuerdo en cómo el gobierno está gestionando esta crisis, pero lo que no se puede poner en duda es que el confinamiento es una obligación para todos, incluidos los muy religiosos. 
Ahora tengo mucho tiempo para leer los periódicos digitales, y me encuentro con tal cantidad de noticias en los cuales una pasada de energúmenos se saltan el confinamiento, y muchas veces pienso que lo que nos pasa es poco para lo que nos tenía que pasar. 
Pero ojo a lo que les voy a contar ahora, haciendo mis matizaciones oportunas cuando lo considero oportuno. Se lo pueden tomar ustedes como una chulería por mi parte como otra cualquiera. Resulta que el sábado Santo del año de Nuestro Señor 2020, mientras nuestra patria recibe y yo leía en ese periódico digital el nuevo parte de guerra correspondiente al día 11 de abril, por medio del cual se nos comunica, desde este desaguisado que es el gobierno de la Nación, que están contaminados 161.853 españoles por el virus chino de Wuhan y que en 24 horas han muerto 510 compatriotas en combate contra el coronavirus (lo que hace un total de 16.353 de bajas desde el comienzo de la guerra), leo la increíble noticia proveniente de la ciudad de Granada, de que el día anterior, es decir Viernes Santo, fue interrumpida la celebración de los Oficios en la Santa Iglesia Catedral de Granada por la Policía Nacional, a causa de una denuncia anónima, cosa por otro lado que veo muy bien y que se agradece al chivato de la ventana, que estaba de turno. Resulta que en ese acto litúrgico el arzobispo de la ciudad y veinte fieles estaban cumpliendo con el precepto que les manda su Santa Religión de conmemorar la crucifixión, muerte de Jesús y adoración de la Cruz. Pero estaban incumpliendo el confinamiento del Estado de Alarma que el gobierno tiene activo, con lo cual, la Policía Nacional se presentó gracias al chivatazo y los pillo a todos orando o rezando. 
Las fuerzas del Orden Público entraron en la S.I.P. de Granada, sin pedir permiso de la autoridad eclesiástica, para entrar en el recinto sagrado, cosa que tampoco hace falta, ya que el real Decreto que gestiona el Estado de Alarma dice claramente lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo y para qué, forzando a los oficiantes y a los celebrantes, a dar por terminado el acto religioso, sin imponerles sanción alguna. Cosa por otro lado que yo veo muy mal, ya que se saltaron la ley a la torera y deberían de haberlos multado a todos, lo mismo que hacen con otras personas que se saltan el confinamiento. Pero esta vez gracias a su dios se escaparon de la denuncia, ahora pueden rezar desde sus casas y darles las gracias a los policías por no empapelarlos. Gente con suerte. España, año 2020. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo. 

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