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domingo, 5 de octubre de 2025

Los buenos cronistas

Hoy me he levantado lector, cafetero y churrero (se lo pueden tomar como una chulería por mi parte como otra cualquiera), no es que los churros los haga yo, dios me libre, pero sí me he levantado con ánimo de comérmelos. El bar que hay cerca de casa me ha valido para hacerlo. Y fíjense ustedes qué casualidad, tenían el periódico del día. Traía lo de siempre, la actualidad vomitiva y asquerosa de una casta política incapaz de hacer nada bien y que hace que piense que coño hago viviendo en España, en vez de hacerlo en otro lugar y todo eso. 
El reportaje hablaba sobre periodistas, gente ilustre, gente que conocían bien su oficio y que actualmente y a día de hoy y exceptuando algunos/as periodistas, ya no existen, ya que, por desgracia, cualquier moñas que haya salido en la tele, sirve como periodista y tertuliano, degradando el oficio a pasos agigantados. Pienso en todos estos tipos, y en concreto en todos los pasados por ese circo situado en la Carrera de San Jerónimo, conocido vulgarmente como congreso de los diputados a lo largo de la historia. Todos ellos, estaban en la misma tribuna de prensa destartalada, granate, como de cine viejo, con estos pupitres que se sacan y se meten del lado derecho de esas butacas que recuerdan al salón de actos de cualquier lugar de España. Todos ellos juntos, aunque no necesariamente de acuerdo entre ellos. Ni falta que hace. Pero todos juntos e intentando informar de una manera locuaz, con lucidez y con veracidad. Todos los maestros contando lo que sucede, mientras alguien (normalmente un político analfabeto y moñas) intentaba, porque no decirlo, limitar la libertad del cronista para decir lo que querían decir, que es lo que ven, y no lo que esta panda de golfos y gentuza barriobajera denominada políticos, quería que ellos dijeran. 
Esto es una carrera de relevos. Puede que un poco caótica, sí, pero lo es. Pero sea a quien sea tengo claro que los periodistas (algunos, no todos, como tenemos la mala suerte de ver, leer y oír todos los días) solo tratan de contar lo que sucede o así debería ser. Solo eso. No es tan sencillo. A veces lo que sucede no es exactamente lo que los lectores quieren leer. Pero pienso que los buenos periodistas, los de verdad, los que conocen muy bien su oficio, no están aquí para que se les aplauda. Ni siquiera para quererlos. Están para que sus lectores, sus oyentes y sus televidentes sepan lo que ha sucedido en ese circo de la Carrera de San Jerónimo, eso es todo. Es una responsabilidad muy grande. 
Estamos en un momento malo, lleno de falsedades, de inteligencia artificial, de fake news, de bulos, de intereses, de injerencias y de basura en las redes. Pero cuando hay alguien que escribe y cuenta una crónica para el medio que sea, desde la honestidad, y con el talento que Dios le ha dado, solo pienso en leer con interés lo contado lo mejor posible lo que ha sucedido. Cómo los echo en falta. Son tantos/as que faltaría espacio en este post de este blog pecador para ponerlos a todos. Pero lo peor, es que los malos periodistas, los que crean toda la mala información moviéndose por intereses ideológicos, cada vez abundan más. España, año 2024. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo. 
 
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