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domingo, 14 de diciembre de 2025

Mangoneo y trapicheo

El manto de la impunidad de la mafia del gobierno de ZPedro no da para todo. Pero seguro que sobrará algún indulto también para muchos más sindicalistas (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales, aunque ustedes no los vean ni por error televisivo) que se dedican a mangonear y a trapichear con un dinero que ni siquiera es suyo, pero que usan y despilfarran como si lo fuera. 
Y como siempre les voy a poner un ejemplo clásico, que es a lo que ha pasado a ser todo este mangoneo y trapicheo sindical. Y lo digo, porque ni París ni Roma, para su envidia cochina, son capitales de nuestra deliciosa España plural, donde el mangoneo y el trapicheo público en particular, e incluso el sindical, gozan de impunidad casi absoluta. Pero cualquier ejercicio de autoridad legítima se considera acto de represión totalitaria filo fascista en este país de pandereta conocido como España, porque de alguna manera hay que llamarlo. 
El ejemplo es el siguiente: “Tres años de cárcel y multa de 50.000.000€ para cuatro altos cargos de ugt en Andalucía por desviar subvenciones, y esa condena es así, porque el tribunal considera probado que inflaron facturas”. Es clásico el ejemplo, porque estas organizaciones sindicales que tenemos la mala suerte de tener, pero sobre todo de mantener, han hecho posible que lo anecdótico se convierta en clásico. Lo mismo que le ocurre al partido sociata (y a cualquier partido político que se precie, para qué negarlo) con todos los escándalos que tiene encima y además el capo ZPedro no conoce a nadie, que eso sí que es lo anecdótico. 
Vivimos en un país en el cual nos acostumbramos a toda esta maldad institucional. Estamos acostumbrados a que organizaciones que tienen casi el deber y casi la obligación de defender derechos, se conviertan en la gallina de los huevos de oro con la cual pueden vivir a cuerpo de rey con un dinero destinado a los más desfavorecidos. Estamos acostumbrados a que luego esos chorizos se vayan de rositas sin que hayan devuelto un duro de lo robado, mangoneado y trapicheado. Estamos acostumbrados a ver como cuando se destapa un escándalo de estas características nadie conoce al presunto delincuente y si me apuran nadie conoce a nadie. Estamos acostumbrados a que los medios de comunicación afines a estas organizaciones hablen de todo menos de esos escándalos y así nos estamos acostumbrando a un suma y sigue mientras toda esta chusma política y sindical se ríen en nuestras narices e intentan desprestigiar a los cuerpos policiales y a jueces que cumple con su obligación. Pero hay ciudadanos que no se acostumbran a todo eso, pero se lo tienen que tragar porque no hay por dónde cogerlos. Este es el país que tenemos y el cual nos están dejando toda esta podredumbre humana dedicada a la política, al sindicalismo y a todo lo que sea chupar de la teta del gobierno, que son muchas organizaciones por desgracia. 
Pero no se equivoquen o no se lleven a error. Todos lo hacen, tarde o temprano todos llegan a este fondo de mangoneo y trapicheo y todos miran para otro lado sin llegar a conocerse entre ellos, que es lo realmente anecdótico. Todos los han hecho, lo hacen y lo harán, porque es la cualidad de un político, de un alto cago sindical, de una organización gubernamental que se precie. Pero todos tienen algo en común, que mientras que no se les descubra, ahí están, mangoneando y trincando. Es la triste historia de este desdichado país. Es una pena que pase, pero es lo que hay Maikel Naig. Entonces, ¿sindicatos para qué?. España, año 2024. Bueno, así que os espero, para que me comentéis en profundidad, lo que pensáis o queráis a blogueros como yo. Un saludo. 
 
 

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